Desde que las tecnologías llegaron a nuestra vida, se han caracterizado por hacer nuestro día a día más sencillo. Su uso se ha disparado, y en 2020 prácticamente toda persona del mundo occidental cuenta con un teléfono móvil o computadora. En apenas 40 años, las denominadas TIC (Tecnologías de la Información y la Comunicación) han fomentado una profunda transformación social: en pleno siglo XXI nuestros hábitos han cambiado, estamos con frecuencia pegados a la pantalla del celular, es prácticamente un apéndice de nuestro cuerpo. En 2019, un 67% de la población mundial utilizaba el teléfono móvil, según Eurostat, que es la Oficina Europea de Estadística de la Comisión Europea.
Desde el punto de vista de la pandemia que está sufriendo el mundo, golpeado por la crisis sanitaria que está provocando el coronavirus SARS-CoV-2, resulta altamente significativo el papel que están teniendo las TIC. Con millones de ciudadanos en todos los países del mundo obligados a permanecer en sus casas para paliar los efectos de la pandemia y luchar contra la propagación del virus, no les queda otra alternativa que usar las tecnologías para abrir una ventana global y conectarse con los suyos: ¿cómo sería este estado de alarma mundial sin Internet?
Diana Calcerrada es socióloga experta en comunicación y tecnología. Tiene claro el enorme peso que están teniendo las redes sociales en el día a día de las personas encerradas en sus casas: “están siendo una herramienta de comunicación básica para todos nosotros”. En este sentido, la magia que evoca del uso de las TIC consiste en la forma en la cual estamos interactuando con nuestro entorno, hasta el punto de que “el contacto online está sustituyendo al contacto físico que hemos perdido por el confinamiento”. Tal y como señalan los datos, solo en los primeros 10 días del estado de alarma en España, el uso de la red social Whatsapp creció un 700%, según muestra Berec, el organismo europeo que regula el uso de las comunicaciones electrónicas. De hecho, Diana nos manda sus vídeos desde el confinamiento de su casa en Madrid (España).
Al margen de las relaciones personales y familiares, el uso de las tecnologías está facilitando el tan necesario teletrabajo: sin ellas, sería prácticamente imposible quedarse en casa en pleno siglo XXI, en el mundo globalizado en el que vivimos. Antes de la pandemia, el teletrabajo no estaba tan asentado, tal y como reflejan las tasas de teletrabajo de 2019 en algunos países: en España 4%, Finlandia 13%, Países Bajos 14% o Costa Rica 5%, en datos de los organismos de estadísticas oficiales de España, Europa y Costa Rica. Calcerrada apunta que es la realidad en la que las TIC “están incidiendo de manera más clara y evidente”. “Desde que empezó el estado de alarma, todas las empresas han tenido que adoptar esta fórmula y extenderla a toda su plantilla, por lo que el teletrabajo ha venido a quedarse y la adaptación se ha producido en tiempo récord, con beneficios de conciliación para los trabajadores y ahorro para las empresas”.
Del mismo modo, la compra online es otro ámbito que también se está viendo resaltado con esta pandemia. Mucha gente está optando por comprar a través de Internet, ya sea comida o elementos para llevar el confinamiento de la mejor manera posible. Solo en España, las ventas a través de Internet han crecido casi un 13% durante las semanas que está durando la pandemia y los ciudadanos tienen que permanecer en casa. Mientras que en Costa Rica las farmacias han triplicado sus ventas online durante esta etapa. De hecho, según datos de 2019, en España el 96% de los hogares tiene acceso a Internet, frente al 86,3% de Costa Rica, cifras que invitan a pensar en la facilidad que tienen las personas para poder realizar cualquier tipo de compra a través de la red.
Por encima de todo, el papel más relevante de esta situación son las videollamadas en grupo, algo que apenas se utilizaba en el día a día pero que está teniendo un papel esencial en tiempos de esta crisis sanitaria mundial: “se ha convertido en una herramienta cotidiana y básica. Estamos viendo cervezas entre amigos por videocall, cumpleaños, pero sobre todo, en las familias. Antes se hacía con parientes lejanos, pero ahora es una herramienta que hace que se esté incrementando la comunicación con la familia, incluso más que antes; es su manera de estar juntos y debemos preguntarnos si se quedará”. Las estadísticas son demoledoras: Zoom ha crecido un 4000%, Google Hangout un 2500% y Skype un 800%, según datos del Body of European Regulators for Electronic Communications, (Berec).
¿Cómo están las TIC revolucionando la práctica educativa?
Desde otro punto de vista, resulta evidente que el uso de la tecnología también está afectando al ámbito educativo: los alumnos de colegios y universidades de hace 30 años cargaban con decenas de cuadernos, bolígrafos y lapiceros, pero hoy en día, acceden al campus virtual donde comparten contenido con profesores. En las universidades, los alumnos cargan con su ordenador portátil: lejos quedaron los cuadernos de notas.
En el Colegio Público Pablo Neruda de Fuenlabrada (Madrid, España), los profesores debaten en su grupo de Whatsapp sobre la incidencia que está teniendo el uso de las nuevas tecnologías en sus alumnos durante la pandemia, y el problema de que se pueda abrir una brecha digital entre aquellos que tienen acceso y esos otros que no. Ana Celigueta, profesora de este colegio, confiesa que lo que más usa es el correo electrónico. En este sentido, tiene claro las diferencias que existen según la edad del alumno en el uso de las TIC: “en la Universidad funciona muy bien porque son adultos, pero a nivel de primaria es inviable, no son autónomos”.
De hecho, cuentan que no tienen directrices claras a la hora de proceder con el uso de las TIC y cada centro educativo hace lo que considera mejor para sus alumnos.
También reflejan cómo están viviendo el confinamiento: “ahora casi trabajamos más horas. Tenemos que mandar tareas a los alumnos pero no sabemos si las hacen o caen en saco roto, no tenemos tanto control”, resalta Ana, quien conoce otros colegios en los que “incluso los profesores hacen videollamadas con los alumnos”. Algo que tiene ese doble prisma: la brecha digital que puede abrirse entre aquellas familias que puedan permitirse el uso y las que no; pero también la manera en la que las TIC están jugando un papel destacadísimo en la crisis por Covid-19.
Por ejemplo, si hay un sector que sí está creciendo es el de las plataformas de e-learning. “Antes estaban siendo infrautilizadas y ahora están siendo reutilizadas para satisfacer las necesidades de educación”, explica Calcerrada. Sin duda, la educación también se está poniendo muy ponderada por la pandemia. “Los profesores se están viendo obligados a crear contenido en tiempo real y adaptar los anteriores al entorno digital, pero el mayor problema no resuelto es cómo van a examinar y evaluar este curso”, reflexiona la experta.
Nuevos hábitos, nuevos tiempos, futuro incierto
Por increíble que parezca, lo único que ha cambiado ha sido la normativa de cada país y la obligación de quedarnos en casa. Es decir, las tecnologías ya estaban ahí, pero simplemente no las necesitábamos de la manera en la que las ocupamos en este período. La gran pregunta que se genera en estos meses es simple pero asusta: ¿qué pasará después?
“Estamos ante el experimento social a escala global mayor que ha realizado el ser humano y que nos pone a puertas de la revolución digital”, reflexiona Diana. Nos hemos visto obligados a incorporar las TIC a nuestra vida por la crisis sanitaria pero nos hemos dado cuenta de que funcionan. No ha habido ningún tipo de problema tecnológico, más bien si hubiera existido algún contratiempo, vendría asociado a la adaptabilidad que hemos tenido que hacer forzosamente para incorporar estas tecnologías a nuestra vida.
“En conclusión, el mundo está cambiando de manera forzada. La pandemia que está azotando a todos los ciudadanos del planeta traerá nuevos modos de comportamiento, al menos en los próximos meses. El uso de las tecnologías está haciendo que el confinamiento esté siendo más fácil de llevar para todos, pero igual, podamos acabar cansados de ello: “hemos roto los frenos que teníamos con las TIC, pero no sería descartable que esto pueda generar un hastío de lo digital en pro de lo físico”, sentencia Calcerrada.
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